Cuando se es propietario de algún negocio o directivo de una empresa, promover y mantener una ética profesional sólida se convierte en el elemento más importante.
El respeto. Quizá podemos estar bajo mucha presión, inclusive de mal humor, pero no debemos dejar que esto se apodere de nosotros y perder los estribos hacia compañeros, empleados o, peor aún, con los clientes. Respeto ante todo y saber escuchar para comprender los demás puntos de vista u opiniones.
La entrega hacia tu trabajo. El empeño y las ganas de hacerlo lo mejor posible. A veces será necesario trabajar extra, dedicar más horas, pero el resultado valdrá la pena.
La confiabilidad. Ser una persona y empresa confiable es el mejor precedente. Estar comprometido con cumplir lo que dices que harás es la mejor imagen hacia los demás.
El profesionalismo. Este es un concepto que abarca muchos ámbitos como tu presentación (ropa, zapatos, etc.) y hasta el trato que le das a las personas. Aquí es donde la equidad juega un papel muy importante y podemos demostrar nuestra educación.
La determinación. Sabemos que, a veces, puede ser difícil enfrentarse al mundo. Todos tenemos días buenos, malos y peores, pero no debemos dejar que esto nos desvíe del camino que queremos emprender. No todo será color rosa siempre; a veces, hay que dar un poco más de nosotros mismos para superar la adversidad.
La humildad. Jamás olvidar quiénes somos y de dónde venimos. Nadie nace siendo exitoso. Hay que trabajar y, sobre todo, tener los pies bien plantados en la tierra para que ese éxito conseguido se mantenga. Debemos tener siempre presente que todas las personas pueden aportarnos algo, aprender de ellas y ser muy agradecido.
En empresas donde existe el respeto a los valores éticos, los miembros de la organización entienden que el logro de sus objetivos no justifica la falta de ética
No son demasiados puntos a seguir, sin embargo, todos son muy importantes. Si nos mantenemos sobre esta línea deontológica podemos tener la seguridad que estamos haciendo las cosas correctamente y tendremos la satisfacción de que no somos corruptibles.
Si descuidamos nuestra ética, nos puede traer consecuencias inmediatas y nada gratas. De esto depende nuestro éxito personal y profesional.
En empresas donde existe el respeto a los valores éticos, los miembros de la organización entienden que el logro de sus objetivos no justifica la falta de ética.
En las organizaciones con ética, las personas desean identificarse con la organización, confiar y creer en la empresa para la que trabajar y de esta manera contribuyen al éxito de la misma con compromiso gracias a los valores compartidos.
Este tipo de compromiso requiere mayor exigencia por parte de los directivos, cada política y valor implementado en la empresa debe ser apoyado y respetado por las cabezas de la compañía.