LA NUEVA IDENTIDAD DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA

Hace algunas semanas el gobierno de Bolivia hizo pública la nueva identidad visual del estado, que presenta como un ejercicio de mejora relacionado con la cultura ancestral y los derechos humanos. Sin entrar en territorio político, el diseño presentado suscita algunas dudas razonables tanto a nivel técnico como conceptual. El branding Gubernamental es uno de los temas más controvertidos siempre. A priori, el trasfondo queda claro: según la web de gobierno presidencial se esta “desmantelando un modelo neoliberal” para construir un “modelo económico social comunitario productivo, para beneficio de todas y todos los bolivianos” y entendemos que esta nueva identidad es parte de este objetivo, algo así como su expresión visual.

Además, al parecer para el nuevo ejecutivo no es un tema trivial porque arranca su justificación de la imagen aprobada con el decreto supremo N°4445 con una frase que declara sus intenciones “La identidad de cada boliviana y boliviano es lo mas importante para que el país salga adelante, integrado, unido e inclusivo” ¿En que consiste la nueva identidad?

UNA MARCA QUE SUMA SENSIBILIDADES

Cuando aparece una identidad visual que actualiza a la anterior se suele esperar un trabajo de estilización, e incluso simplificación. Mas allá de una tendencia de diseño, se entiende que es un trabajo de afianzamiento y reposo o de asimilación de la identidad gráfica por parte de la sociedad, que permite ir haciéndolo mas práctico, más “nuestro”. Sin embargo, la primera sensación que se obtiene con este isotipo es que curiosamente, se ha hecho mucho más completo visualmente.

Como se explica en la justificación de la nueva identidad, “esta construida con íconos representativos que resumen la riqueza de los textiles de las cuatro regiones de Bolivia”. Y, en un derroche de elementos gráficos, se ve aún más allá cuando se despliegan “24 texturas, colores y símbolos, con una composición coherente de los tejidos por región, para dotar a la imagen del gobierno toda su fuerza expresiva, integradora, representativa y autentica”. Para no extenderse tanto en detalles, nos centramos en una sensación global: la de que se ha querido traslada en un isotipo toda una suma de cosmovisiones, de diferentes sensibilidades, lo cual es un concepto interesante y atractivo pero el resultado es una agrupación de una multitud de símbolos en lugar de construir una identidad más clara.

Es entendible la intención de querer integrar todas las culturas y territorios del país en una identidad visual, pero hacerlo con un sumatorio de elementos visuales nos genera más ruido que claridad.

 

Se debe de considerar que la marca anterior del país duró tan solo un año. Y un año de branding es como un mes humano, por hacer burda comparación. Con esto se trata de decir que no hubo el tiempo suficiente ni la estrategia de comunicación adecuada para que los ciudadanos bolivianos adopten este símbolo como propio, ya que la intención de una marca país es esa… la de ser un símbolo patrio moderno.

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